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  • Foto del escritorNicolás Dousdebès

Voces del Inti Raymi de las universidades 2019

Actualizado: 12 jul 2019


 

El Inti Raymi no es una simple manifestación folclórica sino una fiesta que encierra toda una cosmovisión, el alma del pueblo andino que celebra a los elementos de la naturaleza y especialmente al Sol, al Inti, que cada día nos alumbra y nos da vida.

 

Los diablumas -cabezas de diablo- son personajes tradicionales del Inti Raymi. Son considerados como líderes de la comunidad y poderosos guerreros

 

UNA FIESTA MULTICOLOR


Los estudiantes deambulaban por los corredores de la universidad, muchos de ellos estaban vestidos con trajes indígenas y se preparaban para el recorrido que empezaría hacia el mediodía junto con estudiantes y docentes de media docena de universidades e institutos. Mientras aún estaba sentado en mi escritorio llenando informes de rendimiento académico, escuchaba la algarabía, la música andina, el sonido de los cuernos, conchas y demás elementos rurales que invadían, al menos por ese día, el ambiente urbano y occidental de un establecimiento de educación superior.


Los chamarros eran originalmente prendas para montar a caballo pero ahora son también parte del imaginario del Inti Raymi.

Cuando por fin terminé de llenar mi excel, decidí salir a explorar por los alrededores e infiltrarme entre los danzantes vestidos de chamarros, polleras multicolores, diablumas y gente que bailaba en círculos concéntricos en cuyo interior estaban los músicos animando a todos con sus guitarras, quenas y teclados. Aunque ésta es una fiesta eminentemente indígena, es evidente el mestizaje que conlleva, no sólo en la gente sino también en los instrumentos musicales los cuales incluyen tanto rondadores como guitarras. Así mismo, la comida combina el maíz andino con el cerdo (hornado) que vino desde Europa y que reemplazó a la carne de llama que eran los animales sacrificados en los Inti Raymi originales.


Amplias faldas o polleras resaltan en el vestuario femenino de las fiestas del Inti Raymi

Cada vez entraba más gente a los predios universitarios, estudiantes, autoridades, grupos de indígenas, curiosos y todos los que habían terminado el recorrido a lo largo de varias calles y avenidas aledañas a las universidades del centro norte de Quito. Puesto que la Salesiana había sido la "prioste" (principal organizador de una fiesta popular), tuvo la responsabilidad de organizar toda la logística para albergar y dar de comer a más de cinco o seis mil personas que se dieron cita para esta colorida celebración. Las demás universidades e institutos participantes colaboraron también con diferentes dones a modo de "jochas", es decir, quienes ayudan al prioste a cubrir los gastos que una fiesta popular demanda.


 

INTI RAYMI O SOLSTICIO DE INVIERNO

La Chakana, símbolo andino en forma de cruz escalonada cuyo significado tiene que ver con la unión entre lo humano y lo más elevado (foto tomada en Cayambe en el Inti Raymi 2018)

En realidad no era la primera vez que participaba en una fiesta del Inti Raymi, o Fiesta del Sol. Un año atrás había estado en Cayambe y allí pude observar de cerca cómo en una colina, las comunidades se dan cita para bailar en torno a la Chakana, o dentro de ella. Por cierto, éste es un símbolo andino que representa una cruz escalonada cuyo significado tiene que ver con la unión entre lo humano y lo más elevado. Allí entendí que esta fiesta es, por una parte, una acción de gracias tanto al Inti (Sol) como a la Pachamama (Madre Tierra) por la vida y los productos que gracias a ellos podemos disfrutar.


La fecha no es elegida al azar sino que se trata del solsticio de invierno en el hemisferio sur; en otras palabras, el día del "Sol niño" (guagua Inti), cuando el astro rey empieza nuevamente a quedarse más tiempo en el horizonte y en consecuencia, las noches empiezan a durar un poco menos. Es por lo tanto, el equivalente de la Navidad, la celebración del nacimiento de Cristo que se hizo coincidir con el solsticio de invierno pero en el hemisferio norte.


Según he leído, es una fiesta milenaria de la antigua religión solar de los incas la cual era celebrada en todo el territorio del Tahuantinsuyo, y con especial solemnidad, en la plaza principal de el Cuzco, capital del imperio inca. En esa ciudad, y en tantas otras de la región, los sacerdotes o shamanes "ataban" al sol en una especie de altares denominados "Intihuatanas"(atar al Sol) y que eran dedicados para este rito cuyo objetivo era impedir que el Sol se alejara pues era considerado como fuente de vida.


Con el advenimiento de los españoles y el catolicismo, la fiesta fue suprimida por ser considerada como una idolatría pagana que había que extirpar. Sin embargo, para que los indígenas no se quedaran sin celebrar y que la fiesta siguiera, se sobrepusieron varias conmemoraciones del calendario litúrgico cristiano, especialmente las fiestas de San Juan Apóstol, el 26 de Junio, así como San Pedro y San Pablo, el 29 del mismo mes. Adicionalmente, la Iglesia Católica también celebra la solemnidad de Corpus Chirsti (El Cuerpo de Cristo) el jueves siguiente al domingo de la Santísima Trinidad. Por lo general se lo traslada al domingo pero su fecha exacta depende de la Pascua y suele recaer en alguna fecha de la última semana de junio.


Los atuendos de los actuales danzantes de Corpus Christi tienen relación con el dogma de la Eucaristía pero son un sincretismo entre el culto católico y la antigua religión solar andina (Imagen: http://www.sikimira.com)

Con seguridad, en los tiempos coloniales, los antiguos fieles del Sol se vieron obligados a adorar al Cuerpo de Cristo pero es muy posible que en esta nueva religión impuesta hayan seguido viendo a la figura del astro rey, especialmente cuando el Santísimo Sacramento era llevado en procesión en el centro de una custodia de oro desde el cual emanaban una serie de rayos labrados que emulaban a los solares. Por siglos muchos habrán seguido reverenciando al Sol pero bajo la figura de Cristo, a través del culto traído por los barbudos allende del mar.


Ahora los tiempos han cambiado y una procesión religiosa católica con dificultad reunirá a tanta gente, especialmente jóvenes universitarios, tal como lo ha hecho el Inti Raymi. Quizás es el resultado de haber impuesto a sangre y fuego una ideología, en este caso una religión. Aunque no es posible juzgar con los criterios actuales lo que otros hicieron hace quinientos años, es innegable que las prácticas indígenas y su cultura se han negado a morir a pesar del atropello cultural europeo de aquella época, y de la tendencia globalizadora actual.


 

UNA SOLA FIESTA, VARIAS VOCES


Pero es hora de volver al presente, al Inti Raymi 2019. Una vez en el patio de la universidad comencé a sentirme algo mareado, mas no porque hubiera consumido chicha (bebida de maíz fermentada) sino por la cantidad de gente que me rodeaba. Sabía que debía tomar algunas fotografías pero también realizar entrevistas para este artículo. De modo que mi primera dificultad era encontrar los personajes claves para que me compartieran sus impresiones y vivencias sobre esta fiesta. El primer criterio que supuse era correcto para escogerlos era que fueran diferentes entre sí de manera que pudiera comparar varios puntos de vista.


Estudiantes de todas las etnias, culturas y regiones se sumaron a la fiesta del Inti Raymi de las universidades

La primera persona a quien decidí abordar era una joven que junto con sus amigos y amigas bailaba al son andino. Su nombre es Dairana Quiñónez y proviene de San Lorenzo (Esmeraldas). Ésta ha sido la primera vez que ha participado en el Inti Raymi. Considera positivo vivir un evento de interculturalidad como éste, en el cual todos disfrutan bajo un mismo son y más allá de cualquier diferencia étnica. Ella se identifica como afro-ecuatoriana pero estaba vestida con un un colorido vestido indígena, de aquellos que se confeccionan en la zona de Cayambe, (Pichincha) o quizás en Zuleta (Imbabura). Este es el Ecuador, un crisol de etnias, un vistoso caleidoscopio cultural donde es posible vivir una fiesta que celebra la diversidad.


Unos pasos más allá encontré a Patricio Caluguillín, estudiante cayambeño, quien es el presidente de la Asociación de Estudiantes de Comunicación de la UPS. Para él fue un honor participar en el Inti Raymi de las universidades, una fiesta que viene de lo rural a lo urbano bajo un enfoque de inclusión. Él reconoce que en la UPS se reconoce la diversidad étnica y de pensamiento, que es un espacio de formación profesional donde no hay discriminación. Su explicación acerca de esta fiesta tiene que ver con el agradecimiento al Sol, a la Madre Tierra en un ambiente de libertad donde hay quien cree en Dios (según el cristianismo) y otros pueden tener su fe en los elementos de la naturaleza como el Sol o la Pachamama.


Caluguillín reconoce que el Inti Raymi no es sólo bailar o beber, es buscar una purificación espiritual. Aunque la fiesta de las universidades no es igual a las de los pueblos indígenas, por lo menos es un espacio para compartir con la gente de la ciudad lo que significa esta celebración, fuera de las lógicas comerciales occidentales, donde incluso la cultura andina se ha vuelto negocio. Por otra parte, es una oportunidad para mostrar el orgullo de ser indígena, "ser wuambra, ser wuarmi, ser longo" y desde esa "longuedad" demostrar que esta condición no significa inferioridad como desde la visión blanco-mestiza muchas veces se ha considerado.


En el Inti Raymi, los participantes bailan en círculos al son de instrumentos y ritmos andinos.

Era hora de buscar otro personaje, alguien que no fuera estudiante y que me diera otro punto de vista. Las autoridades de las universidades podrían haber sido una buena opción para una entrevista de modo que me acerqué al rector de la Universidad Andina Simón Bolívar. Sin embargo ya un medio televisivo se me había adelantado. Afortunadamente encontré a un conocido dirigente político del mundo indígena, Humberto Cholango quien actualmente se desempeña como Secretario del Agua (SENAGUA). Por lo tanto le pedí que me compartiera sus impresiones de vivir el Inti Raymi de las universidades. Su punto de vista resaltó la importancia de que la ciudad, y particularmente la academia, tome conciencia de la necesidad de vincularse a este gran acontecimiento cultural del país, el Inti Raymi, el cual viene desde el mundo indígena en homenaje a la Pachamama, a las cosechas y a la unidad de los pueblos. Que en el mundo urbano se lo celebre significa que se está valorando las tradiciones, la lengua y la cultura de los mismos. Ojalá haya más gente e instituciones que se integren a este movimiento de rescate de la cultura andina.


La rectora de la EPN, Fiorinella Martínez recibió el bastón de mando como símbolo del compromiso para organizar el Inti Raymi de las Universidades 2020.

Don Humberto no pudo seguir compartiendo sus opiniones pues fue absorbido en ese momento por un grupo de danzantes. Me acerqué entonces a la tarima principal sobre la cual estaba por comenzar la ceremonia del "cambio de mando" cuyo símbolo es un bastón que pasa del prioste actual al que organizará la fiesta el año entrante. En este caso, la UPS lo entregó a la EPN (Escuela Politécnica Nacional) , institución a cargo del Inti Raymi de la universidades en el 2020, año que además coincide con los 150 años de la fundación de este centro de estudios. Su rectora, Florinella Muñoz aceptó este símbolo de poder indígena, bebió la chicha y manifestó que está dispuesta a asumir este compromiso.


Freddy Simbaña, orgulloso representante del Peblo Quitu-Cara, se refirió a la reivindicación de la cultura y valores de los pueblos andinos

A continuación tomó la palabra Freddy Simbaña, representante del pueblo Quitu-Cara, quien muy emocionado felicitó a los organizadores por hacer historia al generar estos espacios de vida capaces de mostrar la diversidad y las culturas que conviven en la ciudad. Señaló que a pesar de que muchas veces el pueblo al que él representa ha encontrado dificultad y resistencia en las instituciones y el Estado, ahora se está finalmente reconociendo y respetando a los pueblos y nacionalidades indígenas. Para terminar su intervención hizo que el público gritara al unísono: ¡Quitu-Cara, Quitu-Cara, Quitu-Cara!


Mientras pensaba que en mis ancestros debe haber habido también algún (o alguna) Quitu-Cara o Puruhá, una multitud hambrienta estuvo a punto de atropellarme pues en ese momento ya la gente se dirigía hacia las tiendas en las cuales se había organizado la distribución de la comida; cerdo hornado con todos sus agrios acompañantes más un refrescante vaso de chicha ¡Nada de hamburguesas, pizzas o colas! Bueno, al menos no por este día tan andino y ancestral.


Me disponía a salir ya del patio de la universidad cuando me percaté de un danzante especialmente enérgico vestido con poncho y máscara ceremonial. Al ver a través de la misma vi un par de ojos verdes y creí que debía ser un diabluma importado. Lo seguí de cerca y cuando escuché su voz me di cuenta de que ser trataba de Rubén Bravo, Director de la Carrera de Antropología de la UPS. No podía irme sin preguntarle cuáles eran sus impresiones de esta fiesta, sabiendo que él había sido uno de los principales organizadores de la misma. Sobre todo resaltó que para él este proceso ha significado una des-colonización para rescatar y valorar a las diferentes culturas que han sido invisibilizadas, marginadas y excluidas, tales como las indígenas. El objetivo es que ganen presencia y espacio en la sociedad. Eso implica abandonar el racismo y aceptar su aporte de ciencia, sabiduría y cultura para la sociedad del futuro.


Rubén Bravo, desde la academia defiende la sabiduría ancestral de los pueblos andinos para que siga siendo transmitida a las nuevas generaciones.

En cuanto a las dimensiones de esta fiesta, Bravo señaló que nunca antes había estado presente en un Inti Raymi de las universidades de tan gran magnitud, con más de seis mil participantes, congregados para celebrar la interculturalidad. En su calidad de académico, él afirma que desde Occidente se debe reconocer que la epistemología andina incluye sabidurías ancestrales que están fuera de la ciencia convencional y que han contribuido a la humanidad positivamente en varios campos tales como el riego, la agronomía y las formas de organización de la vida social, entre otros. Aceptar estos saberes es fundamental para construir un nuevo tipo de sociedad incluyente. Para ello, exhorta a docentes y estudiantes a buscar e investigar estos aportes abriendo espacios de debate desde las aulas y otros ámbitos en los cuales se tenga acceso a la información de los pueblos y nacionalidades originarios de nuestro país.


Fue así como viví y fui testigo del Inti Raymi de las universidades. Debo confesar que ya no es para mí una simple manifestación folclórica sino una fiesta que encierra toda una cosmovisión, el alma del pueblo andino que celebra a los elementos de la naturaleza y especialmente al Sol, al Inti que cada día nos alumbra y nos da vida. Aunque siempre he vivido en la matriz occidental en cuanto a la religión, la cultura, la lengua y el conocimiento, debo reconocer que en mi propio país hay todo un mundo de conocimiento ancestral que apenas estoy descubriendo porque casi siempre fue considerado como inferior pero que es tan digno y rico como cualquier otra cultura.


Fin de la historia. Tomé mi bicicleta, esquivé a par de diablumas entonados y regresé a casa.


El Inti Raymi de las Universidades 2019 fue una gran fiesta. Más de seis mil personas reunidas en los patios e instalaciones de las Universidad Politécnica Salesiana el viernes 21 de junio de 2019.

Texto y fotografías: Nicolás Dousdebès Córdova - 2019









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