Se trata de contar un acontecimiento o describir lo más fielmente posible una situación.

 

Tiene que seguir una secuencia temporal ordenada, aunque no necesariamente lineal. En la narración, este aspecto puede estar implícito sin tener que señalar siempre marcadores temporales tales como horas y fechas en los que un hecho sucedió, a menos que sea indispensable por precisión en el relato.

 

Es decir, dependiendo del estilo y del tema, se podría escribir una crónica teniendo como referencia o no un cronograma explícito.